‘Bad guy’ fue la canción más escuchada del mundo en 2019. Billie Eilish tiene sólo 18 años y no le falta talento, pero para convertirse en un referente internacional y embajadora de la Generación Z hace falta mucho más que una buena voz. ¿Cómo lo ha conseguido?
1. Audiencia: Canta para los suyos, la Generación Z
Con más de 60 millones de seguidores en Instagram, ha convertido en obsoleto el mensaje de muchas popstars que cantaban a novios y a sus desengaños amorosos.
Billie Eilish desgarra con otro mundo donde ocurren cosas más graves (ha sido muy activa con el #BlackLivesMatter) y canta a la pérdida de la inocencia, la frustración, los miedos e inseguridades de estos años del siglo XXI. Por ello conecta con centennials y millenials. Sobre todo, con la Generación Z, la suya, una generación de futuro incierto, comprometida, hiperconectada y preocupada por el cambio climático (Greta Thunberg), que busca en sus referentes musicales que se hable de todo ello y no de estribillos de ideas facilonas y fugaces.
La adolescencia es confusión, oscuridad y desorden y de ello habla Billie Eilish. No es casualidad que sonara un tema suyo –«Bored»- en la archifamosa y oscura serie ‘13 Razones’ de Netflix. Lo hizo porque allí estaba su audiencia. Y es que, ¿quién mejor que una adolescente de 18 años sabe lo que quieren l@s adolescentes de su generación?
2. Difusión: Uso magistral de las redes sociales
Billie Eilish sabe que su público no está en la televisión, ni en la radio ni en los periódicos, sino en las redes sociales. Es una estrella internacional pero, aún así, logra mantener una gran frescura en sus redes sociales y maneja extraordinariamente bien la horizontalidad con respecto a sus fans. Billie Eilish parece ser una amiga del instituto.
Publica una canción nueva cada 60 días y siempre es un acontecimiento (como los videoclips de Rosalía) y además, suele publicar contenido diferente y exclusivo en diferentes redes sociales, lo que convierte la tarea de encontrarlo en una pata más de entretenimiento para sus seguidores. Estos días anuncia un concierto en streaming, la nueva esperanza de los artistas para poder generar ingresos en una época de pandemia que imposibilita llenar recintos.
Además, utiliza sus redes como altavoz de sus mensajes políticos y de seguimiento de movimientos sociales. De hecho, su grado de implicación en distintas causas ha forzado al star system a seguir un camino similar, aunque es cierto que no ha sido ni la primera ni la única en hacerlo. Billie se sumó a una corriente de poner el foco en lugares oscuros (lo alternativo, un poco punk y gótico) y ha acelerado algunos cambios en la industria musical y en su marketing.
Como resultado, muchas popstars se han reconvertido en activistas, o hacen docu-realities sobre cuánto han sufrido debido a la presión del sistema (Por ejemplo, ‘Miss Americana’ de Taylor Swift).
3. Relato: Funciona porque es el momento social: los oprimidos toman el control
Los que han sufrido ‘bullying’ se reivindican, quien no tiene clara su sexualidad se acepta, quien tiene una belleza no normativa deja de castigarse. Los movimientos asociados a las minorías históricamente oprimidas toman el control y se adueñan de las redes sociales: cargan contra el machismo, el racismo, defienden los derechos de LGTBI, las enfermedades mentales dejan de ser un tabú, el cambio climático debe tomarse en serio y la sexualidad es un terreno no binario donde el debate sobre géneros «está anticuado», dice Eilish.
4. Tendencia: Porque su ‘sad pop’ es mainstream
Muchos expertos citan a Lana del Rey como la primera gran popstar del siglo XXI que llevó a la cima el ‘sad pop’ o ‘pop triste’, mientras otras artistas aún transitaban por el lado brillante de la vida. Así triunfaron Florence and The Machine o Lorde.
De la misma forma que Lana del Rey llamó la atención en un principio entre algunos movimientos alternativos, Billie Eilish susurra a lo ASMR el fin de su propia existencia entre sintetizadores. De hecho, ‘I love you’ o ‘Six feet under’ podrían haber sido cantadas perfectamente por Lana del Rey.
5. Branding: Porque ha creado un relato y estética propios
Los videoclips de Billie Eilish trabajan con el horror, la vejación y la distopía. Por eso aparece como poseída por el demonio con los ojos en blanco en el videoclip de ‘Bury a friend’, donde recuerda a la película El Exorcista, o encarna a una extraña criatura postapocalíptica en ‘All the good girls go to hell’ (ver carroussel):
Sus letras son enigmáticas, agobiantes, claustrofóbicas, confusas y tienen varias capas de significado. En ellas aborda el suicidio, las enfermedades mentales, la confusión propia de hacerse adulto y, también, de hacerse famoso siendo muy joven. Por eso es célebre su entrevista en la que dice que todas las personas famosas que conoce son infelices.
La canción ‘Bury a friend’ es un ejemplo de su enigma, porque siguiendo con la teoría comentada por el experto musical y youtuber Josemnormal, sus versos podrían ser un diálogo entre ella con un monstruo, que bien podría ser el que se esconde bajo la cama o bien el que… devuelve el espejo:
What do you want from me? (Billie) Why don’t you run from me? (monstruo)
What are you wondering? What do you know?
Why aren’t you scared of me?(monstruo) Why do you care for me? (Billie)
When we all fall asleep, where do we go?
6. Marketing: ¿’Industry plan’ o ‘pull marketing’?
Existen muchas especulaciones sobre si Billie Eilish es un producto del conocido como ‘industry plan’ -fingir que una artista alternativa ha ido creciendo orgánicamente hasta que una discográfica se ha fijado en ella, cuando en realidad ha tenido el apoyo escondido de la industria para hacerla parecer más auténtica- o si realmente fue ‘pull marketing’, que se produce cuando es el público el que impulsa a los artistas emergentes hacia la fama (por ejemplo, Justin Bieber y sus inicios en YouTube).
Para recordar sus orígenes, su talentoso hermano Finneas -músico y productor musical- y Billie Eilish a veces muestran el cuarto de su casa en California donde han compuesto -y siguen componiendo- todos sus grandes éxitos internacionales.
7. Mensaje y marca personal: Sus acciones diarias e imagen apuntalan y fijan
Durante décadas, las popstars han tenido que exhibir su cuerpo para garantizarse el éxito en una industria en la que una buena voz se presuponía. Billie Eilish irrumpió en escena en 2015 con su ropa holgada para protestar contra la sexualización que suele hacerse de las artistas femeninas, también entre las menores de edad, como fue su caso, cuando tenía 17 años. «Así no dirán si estoy delgada, si no estoy delgada, si tengo el culo gordo o no lo tengo porque sencillamente no lo sabrán», dirá. Esta reivindicación conectó con buena parte de su público: chicas jóvenes alternativas.
El color verde flúor tan característico de su cabello podría recordar a un verde eco-friendly pero en realidad parece algo radioactivo. Y usa el estilo de vestir de los raperos, pero copia el estilo masculino, no el femenino. Porque dice basta a la ropa apretada y a los dulces rostros angelicales. De esa forma, cuando la vemos, recordamos automáticamente su reivindicación, la de ser juzgada por su música y no por su físico, y en ella fijamos el atributo de la justicia y el arquetipo de la antiheroína.
8. Activismo y marca: Convierte su mensaje en un movimiento
Una marca se crea cuando se impriman unos valores sobre un producto o servicio. Y el mensaje de Eilish es alternativo, rebelde, enérgico y enigmático, y decenas de millones de jóvenes lo han comprado. A su alrededor ha creado una comunidad de millones de personas que podrían estar de acuerdo con unos ejes fundamentales: el mundo no es maravilloso, somos inseguros, hay demasiadas injusticias, lo normal es relativo, hay otras opciones de enfocar la vida y no se debería sufrir por el aspecto físico, el color de la piel o la sexualidad.
Comercializa música, merchandising y es imagen de firmas de moda como Fendi, Louis Vuitton o Gucci. Tiene su propia marca de ropa holgada, unisex y sostenible que se vende en todo el mundo, en cadenas como Uniqlo, H&M o Bershka. En sus piezas no es ‘Billie Eilish’ sino solamente ‘Billie’, lo que la hace aún más cercana para sus seguidores.

9. Viralización: Añade el enigma
¿Qué significa el hombre torcido (‘blohsh’) que aparece en su merchandising?

Hay quien ve a un varón ahorcado. Y es aquí donde la cosa se pone turbia. La incógnita dispara las consultas sobre Eilish en Google y las conversaciones en redes sociales.
En su videoclip ‘You should see me in a crown’, Eilish encarna a un gran monstruo que persigue a miles de hombrecillos parecidos y, en otros temas, aparece vejada por varones, y en otros es ella quien acaba con la vida de ellos.

Hay una capa de significado en la música y estética de Eilish que parece dibujar esa lucha de género. En la portada de Vogue de marzo de 2020, titulada como «La outsider: Cómo Billie Eilish ha reinventado el estrellato del pop», precisamente apareció copando toda la portada y mirando intimidante a un hombrecillo verde:

Sea como fuere, su cóctel de éxito está formado por su gran talento musical, pero sobre todo por su capacidad de conectar con su audiencia visualizando problemas reales de su generación. A ello se suma un tono disruptivo e inquietante, el haberse sumado a la ola del ‘sad pop’ y hacerlo suyo, y remata su marca con su poderoso mensaje de autosuficiencia nada temeroso de mostrar sus temores e inseguridades. Y por todo ello, Eilish ha arrasado en los premios Grammy. Sus vídeos tienen más de 6 billones -con ‘b’- de reproducciones en YouTube. No anda muy lejos de otros artistas que llevan más de diez años.
Es la voz de su generación, y lo ha logrado sin usar su cuerpo, sino su presencia.
¿No da que pensar?
Crédito de la imagen principal:
«Billie Eilish @Pukkelpop 2019» by crommelincklars is licensed under CC BY 2.0